domingo, 31 de marzo de 2013

Bautizo

Todo surgió de manera espontánea. Me fui una tarde con mi amiga Lys a comprar lo básico, como cuando vas a comprar ropa y tu amiga te aconseja. Volví con un arsenal de juguetes. Muchos pensarán "¡haber mandado al perro!". No señores, no voy a utilizar lo que el perro quiera que utilice. Aunque eso sí, como está más curtido en el tema, me ayudó con unas cuantas sugerencias. Estuve excitada desde que salí de la puerta, y más aún cuando entré.
Un collar de perrito y una cadena de metal (que, por cierto, suena de lo más excitante), un comedero, pinzas, velas rojas, cuerdas de cáñamo, una máscara de cartón y pintura dorada (como si la Dómina de un ludus pensara que fuere), un delantal para que me haga de comer desnudito, ... Además de las cosas que él ya tenía: gomas elásticas, una máscara de cuero que había hecho él mismo, más cuerdas (demasiado suaves para mi gusto), pollas de plástico (os adelanto que tiene el pene bastante pequeño), látigo, agujas de insulina, ...
Después de un rato decidiendo nuestros nombres... me incliné por el que todos conocéis: Miss Sally. El suyo a partir de ese momento sería "zero", y para cuando me apeteciera hacerle sentir una puta "kira". Antes había tenido otras Amas, por eso, tenía otro nombre. Pero yo necesitaba ponerle mi marca especial en el culo, y eso no te lo da el trabajo de otras Amas.
Llegó la noche, me metí en la habitación y me puse guapa. Saqué del armario un vestido de tirantes, corto, negro, algo brillante, ceñido, con escote. Totalmente desnuda me lo coloqué sobre el cuerpo. Abrí el cajón buscando un tanga que me había comprado, me lo puse. Y encajé mis pies en unos zapatos de charol, con un tacón de unos 5 centímetros y una plataforma de 2, en negro. Mi pelo castaño, largo hasta las caderas y rizado en grandes bucles definidos, suelto. Mis manos suaves acababan en largas uñas enlacadas en color rojo. Me sentía más que sexy. Me sentía una DIOSA.
Le hice pasar y que se desnudara. Echó el colchón en el suelo, efecto de una orden. Le puse su collar y enganché la cadena de metal. Arrodillado en el colchón, con la cabeza gacha, sentí por primera vez la satisfacción de verlo sumiso, dispuesto a hacer todo lo que yo quisiera. Sentí en mi mano el poder de la cadena que me unía a su cuello. Esa sensación que llena tanto. Que, con tan sólo esa unión, el control es absoluto.
- Levanta la cabeza, dije.
Me metí la mano por debajo del vestido y ahondé dentro del tanga. La saqué con sumo cuidado para que, con el roce de la tela, no se desperdiciara ni un centímetro cúbico de lo que mojaba mi dedo.
- Yo, Miss Sally, te bautizo como zero. Desde este momento tu control será mío. -Decía, mientras le dibujaba un 0 en la frente con mis flujos vaginales. Asintió con la cabeza y movió el rabo.- Bien chiquitín, veo que estás contento.
Me acomodé en el colchón. Y, con el vestido todavía puesto y los zapatos a un lado, le hice que viniera hacia mí a cuatro patas tirándole de la cadena. Me quité el tanga. Rodillas flexionadas. Piernas separadas.
- Acércate más -haciéndoselo hacer a través de la cadena-. Saca la lengua -lo hizo sin rechistar-.
Yo le marcaba el ritmo a través de los eslabones que rodeaban mi mano. Desde el collar, pasaban por el cogote, rodeando su cabeza de forma sagital, hasta acabar en mis dedos. Así, controlaría los movimientos de toda la cabeza, y no sólo del cuello. Estuvo un rato lamiendo, y su saliva ya estaba totalmente mezclada con mis flujos. Cada vez lo mantenía abrazando mi vagina con más fuerza, sin importarme que no pudiese respirar debido a los líquidos que llenaban sus fosas nasales.
Me cansé y me levanté. Le ordené que se tumbara boca arriba. Cogí mis preciadas cuerdas de cáñamo. Saqué cuerda hasta que me pareció suficiente y corté. Esa primera cuerda se la pasé por la espalda (sí, quema) rodeando por los brazos justo debajo de los hombros, hasta acabar en el pecho, donde hice un nudo. Tenía el equilibrio perfecto entre sujeción y presión. Los siguientes nudos los hice en torno a las muñecas, justo encima de las rodillas y los tobillos. Me quité vestido y el tanga en el momento en que estaba completamente inmovilizado, lo que hizo que fuese el momento idóneo. El lazo de al final de la cadena lo tenía enganchado en la muñeca derecha como una pulsera.


Quería probar un poco de todo, para poder empezar a orientarme en los caminos BDSM. Hasta entonces sólo sabía que, dominando, me sentía mejor que genial. Cogí una goma elástica, lo recuerdo, color azul. Se la puse alrededor de su diminuta polla de cuatro centímetros. Que, aunque pequeña, dura como una piedra y de un color rojizo que fue pasando a amoratado. Abrí el paquete de pinzas, y fui sacándolas de una en una conforme las colocaba estratégicamente en el pene. Por un momento me quedé mirando aquella estampa, con una mirada, imagino, casi abstraída en aquella imagen. Estaba totalmente concentrada en aquello, y, cuando me di cuenta, se me había encharcado tanto el coño que hasta goteaba. Seguía mirando, absorbida, aquel pene que parecía haber sido adornado en el Barroco. La goma ahora apretaba más que antes, parecía clavada en ese cacho de carne. Sin siquiera pestañear, me dediqué a chasquear con el dedo índice cada una de las pinzas. Y amontoné bruscamente los eslabones de la cadena sobre su pene erecto. Reí al ver que le daban espasmos de máxima sensibilidad genital mezclados con reflejos de protección. Y no porque me gustara, al contrario, no me gustó que me distrajera de ese estado de concentración al que había llegado, pero me pareció cómico. Le quité las pinzas y la goma.
- Levántate como puedas y siéntate con la espalda apoyada en el armario.
Se me ocurrió mirarlo completamente atado en aquella postura, con el lazo del final de la cadena rodeando los dos pomos del armario. Mientras, me masturbaba frotándome el clítoris casi incontrolable de lo escurridizo. Le roce la cara y el pecho con mis dedos húmedos, dejando a su paso una estela transparente y brillante. Le hice tumbarse de nuevo, le quité un par de cuerdas. Me senté en su cara, con su lengua metida entre mis labios. Me moví enérgicamente con ganas de correrme, y mis gemidos también lo demostraban. Agarrándole del pelo. Por primera vez me sentí completamente excitada, gracias a la liberación que me produjo todo lo anterior.
Me levanté, le quité todas las cuerdas y apagué la luz. Me metí dentro de la cama. Decidí acabar la tarea con esos dedos que tanto me conocen, y no darle el gusto de tragarse mi corrida. Le metí la otra mano en la boca para humedecerla y frotarme los pezones, que estaban tan respingones como mi clítoris. Froté mis pechos, froté mi vagina, froté y froté hasta el éxtasis, hasta que ese orgasmo entró por mi organismo inundando intensamente hasta el último rincón de mi cuerpo, hasta que salió por mi vagina en forma de corrida. Gemí como esas veces que no puedes contener los gemidos.
- Gracias Diosa, dijo.
No tenía palabras para contestarle, sólo sensaciones.
- ¿Puedo masturbarme yo ahora? -preguntó-.
- No, no puedes. Pero puedes vestirte si quieres -dije-.
Se vistió. Yo estaba tumbada sin poder casi ni moverme del tsunami que el éxtasis provocó en mi cuerpo.
Poco después, me quedé dormida, con esa agradable sensación de haberme sentido una verdadera Dómina por primera vez.


Por cierto, ahí a la izquierda os pongo un enlace al blog de zero/kira !

jueves, 28 de marzo de 2013

Obsequios

Sí, ya lo sé. Ayer dije que en mi próxima entrada hablaría del bautizo de mi perrito. Pero esta noche recibí una foto muy interesante. Era de mi sumiso. Había estado toda la tarde desaparecido y yo estaba enfurecida, ¡le había dicho que tenía tareas! A eso de las nueve dio señales de vida pidiéndome que pusiera una cosa en el blog, y yo, llena de hostilidad, le contesté "¡qué quieres!". Lo siguiente que recibí fue la foto. Mis primeros regalos. Cositas que yo quería para jugar. Lo cierto es que me dio una grata sorpresa, aunque aún sigo molesta y sin olvidar las tareas pendientes. Mi ansiada mordaza con un pene al otro lado. Dice que la bola de la mordaza es demasiado grande y dura y que no le cabe bien en la boca. Tranqui pequeño, yo haré que te quepa ;) Otra cosa que me ha gustado mucho, y que no me lo esperaba, es un vibrador. Para mis ratos conmigo misma. Para cuando solo me apetezca estar a solas conmigo. También un tanguita muy sexy y muy bonito. Y gel lubricante, para que no le fisure el culo al pobre jajaja Aquí os dejo la fotito, no tiene mucha calidad, pero es tal y como me ha llegado a mí.



Le pedí a mi perrito que me promocionara. Y, por lo visto, lo ha hecho de maravilla. Ha dedicado la noche a conocer a otros sumisos y seleccionar los que cree merecen la pena. Les ha hablado de mí y de mi blog. Me estoy dedicando a conversar con algunos y al parecer ya tengo seguidores. Y comentándole a uno de ellos lo que me hace falta, ha dicho que se hace cargo. Veremos a ver si es de fiar lo que dice, y por lo tanto si puedo confiar o no. ¡Los collares no se regalan! Espero que estas vacaciones acaben pronto y pueda estrenar cuanto antes mis juguetitos. Y ahora sí, la siguiente entrada contará el bautizo!
¡Moved el rabo, putitas!

miércoles, 27 de marzo de 2013

Welcome slaves!

¡Hola! Mi inmersión en este mundo es reciente, e inauguro este blog en representación de la ambición que tengo puesta en ello.
Aún no conozco mis límites, cuanto más pruebo más quiero. Más bien, están delimitados por la posibilidad que tengo de llevar a cabo, que por mis deseos. Y no seáis mal pensados, no es culpa de mi sumiso. Tengo la suerte de tener un perrito 24/7 que ya había sido entrenado y el que nunca me ha dicho "para". Aunque ya estaba un poco rebelde cuando lo adopté ya que estaba algo desentrenado. Poco a poco le estoy volviendo meter en su cauce. Mejor dicho, en mi cauce.

El muy mamón me confesó un día que tenía ideas dominantes hacia mí, y que sentía deseos de penetrarme. ¡Qué se había creído! Que sea nueva no quiere decir que sea tonta. Ya le he metido esas ideas por el culo, y hasta me ha dicho que sueña con ello.
¿Puede sentir una Ama mayor satisfacción, en cuanto a la efectividad de su disciplina, sabiendo que su sumiso tiene sueños, cosa que expresa claramente los deseos inconscientes, en los que le embistes por detrás sin compasión alguna? Estoy satisfecha, aunque no hagas fiestas, aún queda un largo camino de látigos, fustas, cuerdas y pinzas.
Tengo el poder, y me enfurezco cuando siento que no lo tengo. A veces me afirmo interiormente que estoy hecha para esto. Mi mente se sumerge de tal manera en el tema, que cuando acabo me da la sensación de haber estado en trance. Sin embargo, todavía no he podido disfrutar al 100%  debido a circunstancias que espero se resuelvan cuanto antes. Ya tengo mis preferencias, como son el bondage, la cosificación, la tortura genital...

Bueno, aquí os dejo un adelanto de lo que este blog será, la historia del progreso de una dómina en el mundo BDSM. Estoy impaciente por seguir contando cositas y de tener más juguetitos con los que divertirme y ropita bonita y sexy (se aceptan donaciones!! :P). Así, cuando tenga, subiré fotos para que le pongáis una imagen a Miss Sally.
Por cierto, en la próxima entrada contaré el bautizo de mi perrito.
¡Moved el rabo!